Tartar de lomo atún de almadraba

Tartar de Atún. Pescados Bedimar.

Tartar de Atún. Pescados Bedimar.

En esta receta nos asomamos a un plato nuevo que, poco a poco se ha ido ganando un hueco en nuestra cocina con atún rojo: el tartar. En él, se muestra cómo preparars el tartar de lomo de Atún rojo salvaje de almadraba en Restaurante El Campero.
¿El origen del Tartar? 
El tartar es una preparación de carne o pescado crudo picado fino, opcionalmente con condimentos o salsas. Habitualmente un tartar se sirve untado sobre tostada. Cuenta la leyenda que el plato toma su nombre de los tártaros de las estepas del centro de Asia, pero en realidad procede de la salsa tártara que acompañaba a la receta original. Este tartar de Atún Rojo Salvaje de Almadraba, también lleva salsa tártara ¿Quieres saber como se elabora? Compartimos la receta
Ingredientes para 1 persona:
· 100 gr de lomo de atún rojo salvaje de almadraba.
· 1 cucharada de salsa tártara, elaborada por nosotros.
· Aceite de oliva.
· Reducción de salsa de soja.
· Hojitas verdes.
· Sal de escamas. 

Elaboración:
Receta de Restaurante El Campero.

Conil, año 1563: una almadraba espectacular

La temporada de pesca de atún de los años 1563 y 1564 fue, en ambos casos, particularmente generosa, en un contexto particular tanto en la casa ducal como en la monarquía española. En otoño de 1558, había fallecido el sexto duque, ya viudo, dejando a un nieto heredero del ducado menor de edad, haciéndose cargo de la tutoría, como correspondía, su madre doña Leonor de Sotomayor, condesa de Niebla, viuda del conde desde hacía ya algunos años. Como otras mujeres que en diferentes épocas hubieron de tomar las riendas de la Casa de Medina Sidonia, doña Leonor se mostró a la altura de las circunstancias, asumiendo plenamente sus funciones y gobernando los estados con mano firme.

En fechas cercanas a las de la muerte del sexto duque, también había fallecido, en Yuste, el emperador Carlos V, su contemporáneo, dejando las manos libres para el pleno gobierno de la monarquía católica a su hijo Felipe II, en el que había abdicado dos años antes en Bruselas, pero el cual  no volvió a la península hasta después del fallecimiento de su padre. Los primeros años del reinado efectivo de Felipe II, después de su regreso a España, fueron años “recios” como los hubieran sin duda calificado, de vivir, Vives o cualquiera de los humanistas erasmianos de la juventud del emperador. Ya antes del fallecimiento de Carlos V, el descubrimiento de núcleos protestantes y filo-protestantes en Valladolid y Sevilla, dio lugar a una fuerte represión religiosa, que se concretó después con varios autos de fe colectivos en ambas ciudades, entre 1559 y 1562. Además, el cierre ideológico importante que se estaba produciendo se confirmó con la publicación del Índice de libros prohibidos de 1561, el decreto de retorno obligatorio de los estudiantes de las Universidades extranjeras con excepción de Bolonia y Roma y un reconocimiento explícito por parte de la monarquía del papel que debía desempeñar en el control de las conciencias la Inquisición, dirigida entonces y renovada por el ambicioso Fernando de Valdés.

Visita del Duque de Medina Sidonia a sus almadrabas. Pescados Bedimar.

Visita del Duque de Medina Sidonia a sus almadrabas. Pescados Bedimar.

En el plano político, quiso igualmente dejar constancia el nuevo monarca de su concepto de monarquía absoluta intentando por todos los medios reducir privilegios y exenciones fiscales. Como, además, la situación económica heredada de su padre y las guerras recientes con Francia habían desembocado en la primera quiebra general del reino de 1557, la busca incesante de nuevos ingresos acompañó el proyecto político centralizador (1). En lo relativo a las almadrabas, lo más importante fue el intento, en 1562, de recuperar en provecho exclusivo de la Corona todas las salinas de España con carácter de monopolio. Este intento contradecía los términos del  privilegio de almadrabas de que gozaba la casa ducal de Medina Sidonia y la jurisprudencia de un uso ininterrumpido del producto de las salinas de la región libres de impuestos, desde tiempo inmemorial (2).

La condesa de Niebla, con sus consejeros, supo defender el derecho consuetudinario, consiguiendo la exención de impuestos sobre la sal para toda aquella necesaria para salar el atún procedente de sus almadrabas, aunque el pleito quedó abierto durante medio siglo (3). En realidad, todo parece indicar que los años medianos del siglo XVI se sitúan en un momento álgido para la Casa Ducal, y no sólo si nos atenemos a los resultados de las almadrabas. De todas maneras, independientemente del estado de la hacienda real, endeudada a pesar de la ventajosa paz de Cateau-Cambresis de 1559, el reino de Castilla vive a mediados del siglo XVI un momento de crecimiento económico y demográfico que no será convenientemente aprovechado, pero que se percibe en la periferia andaluza, sobre todo si lo comparamos con la segunda mitad del reinado de Felipe II y con otros momentos posteriores del siglo XVII.

Curiosamente, sin que podamos explicarlo ni encontrarse una relación directa de causa a efecto, los resultados de la pesca almadrabera reflejan perfectamente los momentos de auge o de decadencia de la economía en términos generales y no sólo de la Casa Ducal. Así, a partir de 1571, los resultados de la pesca presentan un descenso brutal en el número de capturas que nunca volverá a alcanzar, ni de lejos, los niveles que tuvo entre 1540 y 1570, siendo esta última fecha la misma que los historiadores del periodo suelen elegir para marcar el inicio de la recesión o decadencia de la monarquía española, sobre todo en sus aspectos económicos y demográficos (4). Con diferencias considerables de un año a otro, las dos almadrabas de Conil y Zahara reunidas, arrojan resultados globales de entre 80.000 y 125.000 atunes pescados cada año, entre 1540 y 1570, siendo muy inferior el número de capturas antes de esas fechas y cayendo en picado después. Antes de 1540, a principios del siglo XVI, la cifra anual es de unos 30 ó 40.000 atunes de media y, después de 1570, por dar tres ejemplos concretos, si en 1570 se pescaron 115.335 atunes, en 1572 sólo se capturaron 37.884 atunes y, en 1573, 13.317, en todos los casos sumando los resultados de las dos almadrabas. A partir de 1572, sólo una vez se llega a un total de 66.819 atunes anuales, situándose la media en torno a las 20.000 capturas hasta 1675, y a 15.000 o incluso menos más tarde, según avanza el siglo XVII y  a lo largo de todo el XVIII (5).

En función de estas cifras, los años de 1563 y 1564 son particularmente espléndidos, tanto en Conil como en Zahara, sumando ambas 110.152 atunes el primer año y 125.388 atunes el segundo, estando generalmente Zahara por delante de Conil y siendo el año 1563 particularmente fecundo en esta segunda localidad, aunque no es el mejor de su historia.(6)

LA ALMADRABA DE CONIL DE 1563  

Croquis de las almadrabas de Cádiz. Siglo XVIII, Archivo de los Medina Sidonia. Pescados Bedimar.

Croquis de las almadrabas de Cádiz. Siglo XVIII, Archivo de los Medina Sidonia. Pescados Bedimar.

La pesca : incidencias y resultados

Empezó la pesca el lunes 26 de abril, aunque la remienda de redes comenzó diez días antes, según reza en los salario pagados a los remendadotes. Se guarda la mar hasta el jueves 29 sin pescar porque hay un vendaval de sudeste primero, y tormenta después. El jueves 29 se levanta el primer bol con 8 atunes, uno de los cuales se lleva inmediatamente, según costumbre, al joven duque a Sanlúcar. El viento de levante vuelve a interrumpir la pesca un par de días después pero poco a poco el número y contenido de los boles se hace más importante, llegando el martes 4 de mayo a levantarse cinco boles con 695 atunes en el primero de ellos y sumando 1.482 atunes en total la jornada. En los días sucesivos, se interrumpe la pesca algún día que otro, siempre por viento del sur, pero en general hay muy pocas interrupciones ese año hasta el 19 de junio, día en que se guarda la mar por última vez, antes de llevar toda la almadraba a tierra a las diez de la mañana y desarmar la pesquería, puesto que hacía ya tres días que no se pescaba nada.

En total, la pesquería duró 55 días y hubo pesca en 44 jornadas con once sin atún por viento, tormenta o agua turbia que son los tres argumentos utilizados en el Diario para justificar el que no hubiera capturas. En realidad, la última semana sólo se cogieron 36 atunes lo que contrasta con las cantidades que preceden y justifica que se desarme la pesquería algo antes de lo que se hacía algunos años en que se mantenía hasta San Pedro, sobre todo en años menos propicios que éste del que tratamos.

En efecto, el total de atunes capturados fue en Conil en ese año de 52.744 piezas, de las cuales 1.863 no figuran en el primer total porque no se contabilizaron en la cuenta general ya que se fueron vendiendo para pagar la mano de obra no especializada : ventureros, cloqueros y cargadores (7). Ese mismo año Zahara arroja cifras aún superiores ya que se capturaron 57.954 piezas, es decir 5.210 más que en Conil. En ambos casos se trata de cifras altísimas que no se van a dar, en el transcurso de los siglos, más que en un número limitado de ocasiones.

El detalle de la pesca del año 1563 permite subrayar algunas jornadas con resultados tan importantes que medio siglo después no se volverán a producir nunca más y que parecerán totalmente míticos a las generaciones posteriores, hasta el punto de exagerarlos por encima de las cifras reales. Si nos atenemos a los datos concretos de nuestro Diario, la mejor jornada en Conil fue la del viernes 7 de mayo en que se pescaron 4.690 atunes en cuatro boles, uno de los cuales encerraba él solo 2.745 atunes (8).

Esta jornada fue seguida de cerca por la del lunes 10 de mayo con 3.162 atunes en cuatro boles, con uno de 2.098 piezas; la del domingo 16 de mayo con 2.171 atunes pescados en cinco boles; la del lunes 17 con 2.333 en tres boles, el martes 18 con 3.660 atunes pescados en tres boles, uno de ellos de 2.086 piezas; el jueves 20 con 2.487, en cuatro boles; el domingo 23 con 2.943 en cinco boles, etc. La pesca en grandes cantidades culmina el juenes 27 de mayo con 2.284 atunes capturados en cuatro boles y el sábado 28 con 3.122 en otros cuatro boles para ir después descendiendo a lo largo de junio con algún día aún que rebasa los 1.000 atunes como fue el caso el domingo 6 de junio. Aunque el 16 de junio se levantó un bol con 36 atunes, como aparece aislado en medio de seis días sin capturas, se puede considerar que el paso de los peces cesó  el domingo 13 de junio (9).

En el afán por establecer claramente cifras tan elevadas, los nombres de compradores y el importe de la pesca, este Diario no se extiende en incidencias del  faenar cotidiano como suele ocurrir en otros diarios. Verdad es que la cantidad de trabajo y la abundancia de pesca debieron de dejar poco tiempo libre a ventureros y otros trabajadores temporales para disputas  y reyertas. Un elemento que desconcierta es el del peso de los atunes, que nunca figura en los Diarios, todo lo más aparece, de manera excepcional, la mención “eran pequeños” para justificar un precio más bajo de lo habitual. Aquí el Diario, muy escueto, sólo lo precisa  una vez, el 24 de mayo, día en que se levantaron dos boles, de 256 y 428 atunes respectivamente, consignando un detalle  revelador : los atunes del primer bol se venden a 166 mrs pieza, es decir 23 reales y 3 mrs, pero los 428 del segundo bol se meten en la Chanca del duque. De ellos 50 se venden a un particular, sin especificar precio, 141 se venden “por menudo” y 237 se cortaron en la Chanca “como muy pequeños” (10). Podemos pues deducir que se eligen lo más pequeños para elaborarlos, prepararlos para la conserva y destinarlos a la venta ya transformados y los más grandes para la venta directa. Aun así, la cuestión del tamaño (o sea  del peso) no está suficientemente esclarecida en los diarios y no sabemos en qué medida determinaba el curso del atún.

Precios, compradores  e ingresos de la pesca

Partiendo de lo que ya hemos visto, el Diario de la almadraba de Conil de 1563, como casi todos los Diarios, indica precios muy fluctuantes que resulta difícil justificar por carecer de precisiones sobre el criterio que los determinaba. Es fácil deducir que, por ejemplo, si entre el 28 y 30 de mayo se venden los atunes a 9, 7, o incluso 6 reales y medio unidad es debido a la gran oferta que se produce esos días, con las numerosas capturas que ya hemos señalado. De la misma manera se entiende que los que se venden los tres primeros días de la pesquería, por la novedad y también la escasez puesto que hay varios días de tormenta en medio, alcancen el precio récord de 15 reales unidad que no se vuelve prácticamente a dar y que baja a 9 reales entre las máximas a partir del martes 4 de mayo en adelante. No obstante, sólo el tamaño puede justificar la tarifa excepcional de 13 reales unidad que paga un comprador de Sevilla el jueves 6 de mayo, por el primer bol del día de 23 atunes en total. Efectivamente, ese mismo día, el tercer bol de 160 atunes se vende en su totalidad a Juan de Córdoba, vecino de Sevilla por 7 reales y el cuarto bol de 135 atunes, al mismo comprador por 130 mrs, es decir menos de 4 reales pieza. Hay días con curso estable entre el primer y el último bol , pero, en términos generales, es como si el curso del atún bajara a lo largo del día. Ahora bien, es difícil concluir si era por mayor demanda al iniciarse la jornada sin saber lo que iba a acontecer después o porque los mejores atunes se pescaban en los primeros boles del día (11).

En muchos casos, cuando un bol  cuantioso lo adquiría entero un comprador, podemos suponer que el precio se ajustaba a la circunstancia o que se había producido una puja entre los compradores teóricos, tradición ésta tan arraigada hasta nuestros días. Nada en los diarios indica las circunstancias particulares de la venta, aunque la identidad de algunos compradores importantes y las cantidades considerables que adquirían, nos hacen deducir que se les reservaba un trato especial. Desde este punto de vista, la almadraba de Conil del año 1563 está indiscutiblemente bajo el signo de mercaderes catalanes y, en menor medida, mallorquines y valencianos (12).

Croquis de las almadrabas de Cádiz. Siglo XVIII, Archivo de los Medina Sidonia. Pescados Bedimar.

Croquis de las almadrabas de Cádiz. Siglo XVIII, Archivo de los Medina Sidonia. Pescados Bedimar.

Los compradores de atún presentan por lo general una doble tipología: por un lado los mercaderes que compran cantidades importantes y cuya cuenta figura en lista aparte, individualizada, en los diarios. Estos mercaderes son en algunos casos vecinos de la región andaluza pero, las más, proceden de otros lugares de la península e incluso del extranjero y compran los atunes a cuenta. Por otra parte, encontramos una serie de pequeños compradores, del entorno o de la región cuya mención se produce con ocasión de la compra, pero que no tienen cuenta abierta por lo que suponemos que compraban al contado o, en algunos casos, mediante cédula de crédito extendida por banqueros sevillanos, como los Espinosa.

Entre los mercaderes con cuenta en la Casa que compraron en Conil en el año de 1563, varios de ellos catalanes o levantinos, como ya se ha dicho, encontramos a Antonio de Origüela de Cartagena, Joseph Ibáñez, valenciano, vecino de Alicante, Juan López de Alcaraz y Simón de Chavarri presentados como “genoveses” pero probablemente instalados en Sevilla y que parecen muy vinculados a los Espinosa, los banqueros que trabajaban con la casa Ducal. También encontramos a Pedro Bidel, valenciano, Francisco Hernández, vecino de Alicante, Juan Cerres (o Serres), de Barcelona, Serafín Bajes también de Barcelona, Bartolomé Muto, mallorquín, Pedro de Gaviria de Alicante, Jaime Monteagudo (o Jaume Motagudo), Miguel Pujol y Joseph Moradell catalanes. Los demás son de la región del Estrecho y cercanías o están afincados allí, como  Diego Rodríguez, M. de Escobar y Juan de Marín, vecinos de Vejer o Francisco Moreno y Juan Enrique de Azevedo, ambos de Conil, y algún otro vecino de Sevilla, de Medina o de Chiclana y algunos genoveses y catalanes pero afincados en Cádiz (13). Todos ellos compran al duque atunes en gran cantidad, la sal para salarlos y los recipientes –barriles, cuñetes– “vasija” para conservarlos.

La preparación se lleva a cabo en pequeñas chancas, independientes de la de la Casa Ducal. En total, hay 33 cuentas individuales de mercaderes de este tipo que revelan un sistema de pago muy complejo, estando los más importantes relacionados con banqueros sevillanos como Juan López de Ayala o los Espinosa, agentes del duque, proveedores de fondos en Sevilla para las necesidades de la Casa y para cubrir las deudas pendientes, por lo que muchas transacciones de atunes se saldan mediante cédula o letra de pago a favor de la condesa regente, a 6 días vista, en Sevilla, centralizadas en casa de esos mismos banqueros citados. Otro intermediario importante es en esta almadraba el catalán Bartolomé Creus, con intereses en Sevilla que facilita crédito para la compra a otros compradores. En una ocasión, uno de los compradores de Chiclana presenta un libramiento de la condesa en su favor para saldar un remanente de los 600 ducados que había empleado en una compra de trigo, cebada y paja por orden de la Casa en el año 1561 y del que quedaba una suma pendiente.

Cuenta aparte merecen los atunes vendidos “por menudo” como dijimos con anterioridad, que enteros o troceados, se pagaban por unidad pero al contado. Esta categoría no hay que confundirla con la relativa pequeña cantidad de atún embotado que venden los agentes de la Casa ya preparado en sus recipientes (14). Los compradores “por menudo” cuya compra varía mucho en cantidad, de unos a otros, proceden de lugares de los alrededores y de toda  Andalucía o de Murcia : Jerez, Sevilla, Medina, Jaén, Córdoba, Marchena, Úbeda, Lora, Aracena, Málaga, Los Palacios, Arcos, El Puerto, Lucena, Chiclana, Antequera, Sanlúcar, Huelva, pero también de Valdemoro, Getafe, Lugo… Un clérigo de Conil, cuyo nombre no figura, compra, “por menudo” 177 atunes por un total de 50.445  mrs. aunque no se dice si con fines comerciales o para otro uso. Las partidas por menudo van de 1 atún ó 2 atunes a más de un centenar. Algunas veces encontramos en la compra por menudo los mismos nombres que en alguna cuenta de mercaderes, lo que hace pensar que en este caso pagan al contado ya que la suma no figura en la cuenta principal. Entre esta categoría de compradores hay varios conventos como el de Guadalupe. Sin embargo, gran número de ellos e iglesias y monasterios reciben ya atún de la condesa, a título de “limosna”. De los 962 “barriletes quintaleños de atún salado” que se preparan ese año en Conil, 699 se entregan como limosna a 38 diferentes entidades religiosas en Sevilla, Jerez, Córdoba, Lebrija, Cádiz, Vejer, Sanlúcar, Cazalla, Carmona, etc., además de Guadalupe. Los 196 barriletes para el monasterio extremeño son con los 72 de San Isidoro del Campo de Sevilla, fundación de la Casa, las dos partidas más importantes de los destinados a limosna. Ese año se añaden 132 barriles suplementarios a los doce tradicionales reservados al monasterio de San Francisco de Vejer, probablemente en acción de gracias por el resultado espectacular de la pesca en ambas almadrabas (15). También obsequia la condesa a varias personas con regalos de atún salado, como a Pedro del Castillo, regidor de Cadiz que recibe 100 barriletes “para el proveimiento de su casa (16).

En resumidas cuentas, de los 52.744 atunes pescados en 1563, 50.881 vendidos enteros, al contado o a cuenta, o preparados para la conserva, más la sal vendida a granel y los recipientes vacíos montan un total de 15.160.834 mrs -es decir unos 40.500 ducados (17)- que se cargan al tesorero de la almadraba de ese año, Juan de Mendoza. Las cantidades se reparten como sigue :

39.2330 atunes, vendidos a mercaderes,  a cuenta :  8.491.125 mrs (6 rs y 12 mrs, uno)
8.274 atunes, vendidos “por menudo”:    2.074.772 mrs (7 rs y 16 mrs, uno)
3.050 atunes, cortados en la Chanca del duque:  501.641 mrs (preparados en 962 barriletes a 14 rs y md°. y 73 cuñetes “de blanco” a 1 ducado)

A estas sumas, hay que añadir las dos partidas de 324 y 1. 863 atunes que sirvieron para pagar a ciertas categorías de personal. Los caloneros, bolicheros y proeles recibieron, además de su salario 12 atunes cada uno, seguramente como medida disuasiva para evitar tentación de robar  o para recompensarles por los buenos resultados, ya que estas categorías de trabajadores cualificados solían ser de la región. Los 324 atunes se calcularon por un valor de 9 reales, superior pues al precio medio de venta real. La segunda partida de 1.863 atunes, vendidos al contado, importaron 718.691 mrs (es decir más de 11 reales cada atún) suma que permitió ir pagando a los jornaleros : ventureros, cloqueros y cargadores, como se ha dicho más arriba. El resto del ingreso  procede de la venta de la sal y de los recipientes a los particulares y mercaderes. En total se vendieron 2.878 cahíces de sal a 12 reales cahiz  (18).

Pero no hay que confundir ingresos con beneficios, algo que se  produce con frecuencia cuando se habla de las almadrabas. En el año 1563, la cantidad mítica de 80.000 ducados, producto de las almadrabas, tan utilizada por los historiadores, se alcanzó y hasta rebasó entre la dos almadrabas de Conil y Zahara, según lo acabamos de ver, pero en términos de ingreso bruto, antes de deducir las sumas de gastos de montaje, salarios y abastecimiento en productos diversos que vamos a considerar a continuación.

Coste de la almadraba : salarios y gastos

El monto total de los salarios, dejando de lado la mano de obra no cualificada, que en este Diario figura aparte por haberse destinado la venta de una cantidad de atunes con ese fin, como ya hemos visto más arriba, es de 479.714 mrs (19), además de una serie de raciones que aparecen consignadas aparte y de los 324 atunes que se agregaron al sueldo de algunas categorías, no sabemos si como parte del sueldo propiamente dicho o como propina. Entra en esta suma tanto el salario del armador mayor y armadores como el de la gente de mar y tierra, desde atalayas, esquipazones, bolicheros, caloneros, proeles y otros marineros pasando por el mayordomo de la Chanca, y demás saladoras, cocineros, etc. hasta escuderos, guardas, carreteros, boyeros y cura. Éste cobra 22 reales por las misas que dijo domingos y fiestas a la gente de la mar durante la almadraba “en el toldo” (20) a esta suma, hay que añadir los 718. 691 mrs, producto de la venta de atún que se habían destinado a pagar a ventureros, cloqueros y cargadores (21). El número de estos trabajadores es variable, en función de las fechas y va en aumento, según va pasando más atún. Los primeros días hay 60 ventureros, 20 cloqueros y 18 cargadores pero para el 10 de mayo ya son 150 los ventureros que llegarán a ser 165 algunos días mientras los cloqueros no rebasan 28 y los cargadores siguen siendo 18. Un criado del duque se desplaza a Jerez, en cuanto el atún se hace abundante, para conseguir hombres suplementarios y vuelve con un centenar. Son jornaleros ya que ninguno de ellos cobra los días en que no hay paso de atún. En total, los salarios representan una parte importante del coste de la almadraba : unos 3.400 ducados si tenemos en cuenta el regalo de atunes a varias categorías, sin contar las raciones de vino para todos y de carne y otros alimentos para las categorías principales.

Más difícil es calcular las sumas que se iban gastando a lo largo del año para  organizar  la almadraba, desde la compra de cuerdas, madera y cáñamo además de utensilios diversos, y de  los gastos de flete para el transporte hasta Conil. Poca cosa queda de un año para otro en la Chanca porque muchos objetos se subastan al acabar la almadraba, sobre todo más adelante, en los años difíciles. En 1563, al haber sido beneficiaria, quedaron bastantes cosas que figuran en dos pequeños inventarios y se dejaron a cago de alguien de la localidad. Las principales eran  : 11 barcos, dos boliches, 700 esteras y 5 piezas de red de cáñamo (22).

Croquis de las almadrabas de Cádiz. Siglo XVIII, Archivo de los Medina Sidonia. Pescados Bedimar.

Croquis de las almadrabas de Cádiz. Siglo XVIII, Archivo de los Medina Sidonia. Pescados Bedimar.

Un gasto que aparece con claridad en las cuentas es el los fletes de la sal, que llega del 1 de junio al 10 de julio desde Sanlúcar, Huelva, Puerto de Santa María, Cádiz y Puerto Real, seguramente, por las fechas, debido a la gran cantidad de pesca, en suplemento de lo que se había previsto. Sin embargo, en las cuentas sólo figura el flete pagado a los barqueros por un total de 127.268 mrs. y medio y no el coste de la sal propiamente dicho. Se resumen los “gastos de proveimiento de la almadraba en toda la temporada” en 226.092 mrs pero son los que se hacen cuando está ya armada, en Conil : por ejemplo tres atunes de limosna en cuanto se empieza a pescar : uno para el Santísimo Sacramento, otro para las ánimas del Purgatorio y el tercero para Nuestra Sra. de las Virtudes que se entregan a los mayordomos de cada cofradía, o en hacer cuñetes, reparar botas, salar, cortar  y estibar atún en la Chanca, hierba y paja para los caballos, alquiler de caballos para unos, de camas para otros, carreteros suplementarios para hacer frente a la cantidad de pesca e incluso tela para hacer “talegos para llevar dineros a la cámara del duque”. Las condiciones excepcionales de la pesca llevan a aumentar el número de saladoras de la Chanca que llegan a ser 21 y de los cobradores de la venta de  atún que son 10 los días de más necesidad. También se aumentan las raciones de vino a cloqueros y cargadores “los días que ovo mucha pesca” y se paga a un pintor por un retablo para decir misa todos los días en la Chanca y se compran dos cálices. Sin embargo hay momentos en que le falta liquidez al tesorero para pagar tantos gastos y tiene que mandar a Sevilla por 200 ducados para ir pagando a los jornaleros (23). La cuenta de gastos diversos “de proveimiento suma” 226.092 mrs.

Resumiendo  el coste :

gastos de proveimiento 226.092 mrs
paga de la gente de mar y tierra 479.714 mrs
fletes de sal 127.268 mrs
paga de ventureros y otros jornaleros 599.864 mrs
Total : 1.432.938 mrs

A esa suma habría que añadir el coste de la sal, de la madera para construir los cuñetes y barriletes, de la mano de obra y tantísimos gastos que aparecen a lo largo del año en las cuentas de la Casa pero que nunca se pueden desglosar completamente para ofrecer un balance fidedigno de cada una de las almadrabas, sin duda porque éstas estaban tan integradas en el funcionamiento global del estado ducal, ocupaban a tantos deudos del duque, daban tanto trabajo e ingresos a gentes de sus señoríos que la cuestión de unos beneficios particulares esclarecidos para cada pesquería  no parecía asunto prioritario en la contabilidad ducal. No obstante, había conciencia precisa de lo que eran los años buenos, como el de 1563, que permitió dedicar una suma importantísima a cubrir deudas pasadas, gastos presentes y compras  suntuarias.

Balance aproximado y conclusiones

 Un balance inmediato, aunque parcial, como ya se ha dicho, permitió a la hacienda ducal, disponer entre dinero en metálico y haberes bancarios de 3. 176.547 mrs, como resultado de la almadraba de Conil de 1563, independientemente de los resultados de Zahara y después de haber cumplido con toda toda una serie de limosnas y regalos. Ese dinero figura en las cuentas, a partir de las cartas de libramiento extendidas por la condesa y, una vez más, mezcla materias muy variadas, algunas de las cuales podrían entrar plenamente en el capítulo de gastos de ocasionados por la almadraba, las menos y para otras no se especifica el destino de la suma que parece corresponder a pagos de antiguas deudas, incluso de épocas muy anteriores. Son veinte partidas, dos de las cuales consignan  sumas que se llevan directamente a la cámara del duque. La tercera partida es la más importante y corresponde al pago de 10 joyas para la “cámara del duque” por un total de 708.750 mrs (es decir 1.890 ducados). Las joyas se habían comprado en Sevilla, a Bultario,  y el compromiso financiero se había firmado  ante notario el 9 de diciembre de 1562.

Entre ellas, figuran un rubí y diamante grandes tasados en 700 ducados y una gargantilla con 17 piedras preciosas estimada en 645 ducados. Una compra de otro tipo, interesante, por parte de la condesa en nombre de su hijo, es la de 436 tajos de salinas “con un pedazo de tierra”, en el término de Conil, las salinas de la Ojiva, por un precio de 300 ducados de los que se pagan 250 al contado. Indudablemente, el éxito de la almadraba de ese año, los problemas con el estanco de la sal aún sin resolver en 1563 y la

dificultad de encontrar gente dispuesta a labrar sal por temor al monopolio, inducen a la condesa a invertir en ese producto tan esencial para la almadraba. Por lo demás, se cubren varias deudas y compromisos del difunto duque y se dan otras limosnas de poca monta al hospital de la misericordia de Conil. El tesorero desembolsa la suma de 71.739 mrs que es  el diferencial entre su haber y su debe y las cuentas están saldadas.

Sin poder hacer con  precisión  un balance de la almadraba de Conil de 1563, es evidente que parece corresponder a uno de los mejores ejemplos de esos años míticos en los que el atún, superabundante, pasaba del océano al mar interior en bancos compactos, dando a las transparentes aguas del Estrecho  destellos  plateados salpicados de espuma y aportando a las arcas del ducado de Medina Sidonia elevados ingresos y  gran bienestar económico. Parece indudable que, como por parte de la Casa Ducal siempre se ponían los medios necesarios “para el buen suceso de la almadraba”, los resultados de las capturas dependían en gran parte de otros factores que los humanos. Se puede suponer que las condiciones climáticas u otras de orden ecológico favorecieron en  algunos años el paso del atún y no en otros. En este sentido, resulta sorprendente la coincidencia señalada al principio de este trabajo entre la abundancia o escasez de atún y la abundancia o escasez de otros bienes en la España de los siglos XVI y XVII y en particular en el capítulo de la demografía. Como las mismas causas producen los mismos resultados, quizá hubo factores climáticos, ambientales que produjeron escasez de todo y no sólo de atunes, a partir de 1570. Consecuencia de la escasez pudo ser una alimentación insuficiente, pobre, que necesariamente desemboca en reducción  de la fertilidad, en mayor mortandad y, por ende, en descenso demográfico y en fragilidad frente a las epidemias. Es como si el atún del Estrecho funcionara como  una metáfora de la abundancia o de la escasez de la España de los siglos de oro.

Artículo de Araceli Guillaume-Alonso/ Universidad París-Sorbonne

Publicado originalmente en La Laja

Conil, Barbate, Tarifa y Zahara, a por sus ferias del atún rojo

¡Ya están aquí! Las localidades gaditanas de Zahara de los Atunes, Barbate, Conil de la Frontera y Tarifa celebran con ferias y fiestas la llegada del atún rojo con diferentes actos como rutas o semanas gastronómicas que coincide con el mes clave en la levantás de atunes en la almadraba. La primera cita será el 3 de mayo que empieza Barbate, hasta el 5 de junio que termina la XXI Ruta del Atún de Conil, según ha indicado el Patronato Provincial de Turismo de la Diputación.

Feria del Atún en Conil, Pescados Bedimar.

Feria del Atún en Conil, Pescados Bedimar.

La X Semana Gastronómica del Atún en Barbate será la primera de las citas, que tendrá lugar del 3 al 7 de mayo, coincidiendo con el inicio de la temporada de almadrabas. La naturaleza, la gastronomía y la cultura serán los protagonistas, incluyendo demostraciones gastronómicas, clases magistrales y degustaciones a precios asequibles.

Por su parte, la Ruta del Atún de Conil, que alcanza ya su XXI edición, comenzará el 5 de mayo, con la participación de varios restaurantes que ofrecerán tapas con el atún de almadraba como protagonista. Así, numerosos establecimientos ofrecerán diferentes platos elaborados con uno de los productos más apreciados de la zona, el atún rojo de almadraba.

En Zahara cobrará protagonismo el atún rojo de almadraba del 16 al 21 de mayo con la IX Ruta del Atún. Una iniciativa de la Asociación de Comerciantes de Zahara de los Atunes (Acoza) creada para promocionar la cocina de Zahara a través de este pescado que da nombre a este enclave y que cada año congrega una mayor cantidad de visitantes.

Además, la Ruta del Atún de almadraba compagina el conocimiento ‘in situ’ de esta pesquería artesanal a través de visitas a las almadrabas para ver en directo cómo se hace el despiece o ‘ronqueo’ del atún. Por último, del 29 de mayo al 4 de junio será el turno de la V Ruta del Atún en Tarifa, donde el conocido como ‘pata negra del mar’ será el protagonista en la gastronomía de los restaurantes tarifeños.

Más info sobre el atún de almadraba en Pescados Bedimar.

Exposición: ‘Un estrecho de Conservas’

 

¿Puede ser nuestro afamado atún de almadraba y su trabajo posterior una pieza de museo? A tenor de la exposición que ya se ha inaugurado, sí que puede serlo. El Museo de Cádiz acoge la exposición Un Estrecho de Conservas. Del garum de Baelo Claudia a la melva de Tarifa, que organizan la Universidad de Cádiz, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y la empresa tarifeña Industrial Conservera de Tarifa S.L con la colaboración del Campus de Excelencia Internacional del Mar CEI·Mar, el Ministerio de Economía y Competitividad y la Asociación Amigos de los Museos de Tarifa.

La muestra, que se podrá visitar hasta el próximo día 9 de abril, emplea 26 pares de imágenes, cuyo autor principal es Juan Sebastián Vicente-Franqueira García y otros 16 fotógrafos e investigadores universitarios. Con ellas, se pretende transmitir una serie de mensajes sobre “las notables similitudes en la obtención de los recursos marinos y los procesos de producción artesanal con ellos relacionados entre época romana y la actualidad”, tal y como ha explicado el profesor de la UCA, Darío Bernal. De carácter itinerante, la exposición se inauguró el año pasado en el Museo del Conjunto Arqueológico Baelo Claudia de Tarifa y se trasladará posteriormente al Castillo de Tarifa.

«Hasta el próximo 9 de abril, la muestra estará en el Museo de Cádiz y posteriormente se expondrá en el Castillo de Tarifa»

Sus editores científicos son Darío Bernal Casasola, José Ángel Expósito Álvarez, Laura Medina Grande y Juan Sebastián Vicente-Franqueira García. El equipo de investigación de la Universidad de Cádiz, dirigido por el profesor Darío Bernal, ha aplicado su conocimiento desde un proyecto general denominado La economía marítima y las actividades haliéuticas en Baelo Claudia. El catálogo que se ha diseñado “incluye una serie de estudios monográficos, escritos en tono de alta divulgación, que recogen algunos de los temas nodulares de la exposición y que permitirán, al lector interesado, profundizar sobre las temáticas tratadas. Se ha centrado en torno a Tarifa y su ámbito geográfico más cercano, al ser este ámbito neurálgico de la exposición”, como explican sus promotores.

Un trabajo científico y divulgativo, con financiación de los proyectos de investigación HAR2013-43599P y HAR2015-71511-REDT del Ministerio de Economía y Competitividad, donde se comprueba la vinculación de estas industrias relacionadas con la pesca, las conservas y salazones al presente, desde su estudio, identificación y terminología. Su contenido ha contado también con la participación de investigadores de las universidades Autónoma de Madrid, de Córdoba, de Granada y de Sevilla, así como de la Junta de Andalucía, de Conservera de Tarifa, de la Asociación de Amigos de los Museos de Tarifa y profesionales liberales.

¡Empieza almadraba de este año en Cádiz!

Se ha hecho de esperar, pero ya está aquí. El próximo lunes, 6 de febrero arranca una nueva campaña en las almadrabas gaditanas. Será en Conil de la Frontera donde empezará a notarse la actividad ya que, tradicionalmente, es la primera de las almadrabas que echa a andar en cada campaña.

Levantá de una almadraba. Pescados Bedimar.

Levantá de una almadraba. Pescados Bedimar.

En estos primeros días, el trabajo no se hará visible en el mar. De hecho, el trabajo de los almadraberos se centra en tierra, en el puerto marítimo de Conil. Allí, una vez se incorpora toda la plantilla, se empieza a sacar los aperos que serán necesarios para crear toda la estructura efímera en el mar de la almadraba. Habitualmente, los almadraberos se encargan de armar la estructura de metal de cabos, unidos por grilletes.

Una vez concluyan este trabajo en el mar, en un plazo de entre 15 días y un mes, comenzarán los trabajos en el mar. Será entonces cuando la estructura de la almadraba, montada en tierra, se cala en el mar. Tras Conil, se incorporarán a la faena las almadrabas de Tarifa, Barbate o Zahara de los Atunes. Las primeras ‘levantás’ de atunes no llegará hasta finales de abril o primeros de mayo que será cuando se vivan las espectaculares estampas en el copo de las almadrabas gaditanas.

Para este año, las almadrabas gaditanas han visto sus expectativas frustradas por un aumento de la cuota de atún rojo menor del que esperaban. La Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (Iccat), celebrada en la localidad portuguesa de Vilamoura, decidió ayer aumentar un 20% del Total Admisible de Capturas (TAC), frente al 40% que reclamaban los almadraberos. La subida entraba dentro de los márgenes pactados en 2014, aunque desde el sector aducen que la recuperación de la especie hacía viable un incremento mayor de la cuota.

 

Cinco recetas con pescado para triunfar en Navidad

Las fiestas de Navidad se acercan y serán muchas citas para agasajar a nuestros invitados con las mejores recetas: Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo. Eso por no hablar de los encuentros casuales y con amigos que, en estos días, celebramos. Por ello, hemos querido seleccionar cinco recetas de pescado con las que triunfar esta Navidad. En todas, hemos buscado que sean platos gaditanos o hechos con materias primas típicas de nuestra gastronomía. Además, la selección está realizada a partir de otros blogs y páginas webs que se han hecho eco de ellas y de las que incluimos sus enlaces para más información. Eso sí, en todos los casos, encontrarás la mejor materia prima para elaborarlos en Pescados Bedimar.

El paté de cabracho (rascacio) de El Faro

Por Cosasdecomé, de Pepe Monforte

Ingredientes:

  • 1 molde rectangular para horno de 1,5 litros
  • 1 Gallineta o Rascacio de (750 grs.)
  • ¾ Litro de Nata Líquida
  • 7 Huevos
  • 100 Grs. de Tomate Frito (Solo le da el color)
  • Sal
  • Pimienta Blanca

Elaboración:

Se cuece el pescado en agua con una hoja de laurel. Una vez cocido, se desespina y se mezcla con el resto de los ingredientes. Opcionalmente se puede pasar por un colador para evitar que se pasen las espinas.

Se echa el líquido en un molde rectangular y se pone al baño maría a 110º durante  una hora y media, dependiendo del tipo de horno. Para saber si está cocinado se pincha con un palillo de madera y comprobamos que la textura es la de un flan.

Esperar 12 horas para delmoldarlo y servir con mayonesa y tostadas de pan.

Paté de Cabracho del Faro, de Club Cejuela. Pescados Bedimar Atún Rojo de Almadraba

Paté de Cabracho del Faro, de Club Cejuela. Pescados Bedimar Atún Rojo de Almadraba

Galeras cocidas de la Cervecería de El Puerto

Por Cosasdecomé, de Pepe Monforte

Ingredientes (Para 4 personas)

  • 1 kilo de galeras (pedir al pescadero que tengan coral ya que son las óptimas para cocer)
  • 3 litros de agua.
  • 180 gramos de sal gorda.

Elaboración

Poner el agua a hervir en una olla grande en la que quepan con amplitud los tres litros de agua, ya que luego tendremos que introducir también las galeras. Poner la sal y dejar calentar a fuego fuerte hasta que el agua hierva. En el momento que comience a hervir se añaden las galeras. Se mantiene el fuego igual. Se espera a que el agua vuelva a hervir y a partir de ese momento se cuentan dos minutos. Pasado este tiempo se sacan, se escurren y se dejan enfriar para servirlas. Lo mejor es consumirlas en cuanto estén frías. Si se guardan en frigorífico para el día siguiente, no es conveniente guardarlas más tiempo, lo mejor es cubrirlas con un paño humedecido con agua.

Galeras cocidas, de cosasdecomé. Pescados Bedimar Atún Rojo de Almadraba

Galeras cocidas, de cosasdecomé. Pescados Bedimar Atún Rojo de Almadraba

Atún encebollado de El Campero

Por, restauranteelcampero.es

Ingredientes (para dos personas)

· 250 gr de punta de ventresca de atún rojo salvaje de almadraba, (También se puede utilizar mormo, contramormo o parpatana. Es importante que sea una parte grasa).
· Medio vaso de los de agua de aceite de oliva.
· 2 dientes de ajo.
· 1 cebolla grande.
· 1 ramillete de orégano salvaje.
· Sal.
· Media cucharada de pimentón dulce.
· 2 cucharadas de vinagre de Jerez reserva.
· Agua.

Elaboración

En primer lugar colocamos en una sartén el aceite, los ajos laminados, la cebolla troceada muy fina y el orégano. A fuego medio dejamos que se sofría hasta que la cebolla quede transparente, pero sin coger color.
Añadimos media cucharada de pimentón y dos cucharadas soperas de vinagre de Jerez y unas cuatro cucharadas de agua. Ponemos en la sartén entonces la ventresca ya troceada en tacos. lo ponemos a punto de sal. Dejamos una cocción de 5 minutos, para que el atún quede jugoso. Apartamos y servimos caliente.

Atún encebollado. Pescados Bedimar

Atún encebollado. Pescados Bedimar

Morrillo a la Sal de la Taberna La Sal de Sevilla

Por Gurmé Sevilla, de ABC

Se pone una base de sal en una bandeja y se coloca una base de hojas de col. Encima de esta capa se coloca el morrillo, que envuelven en más hojas de col, para protegerlo y evitar que el pescado sepa muy salado.

Seguidamente se vuelve a cubrir el recipiente entero de sal y se mete al horno 30 minutos.

Mientras se hace el morrillo, se va elaborando la guarnición. En concreto, se pone cortaditos de calabacín, berenjena, col y lombarda. Se saltea, y se añade sésamo y almendras. Por último lo acompañamos con unos fideos chinos, que se han cocido previamente. Finalmente se echa un poco de salsa de soja por encima, «para dotar a la guarnición de un sabor más intenso», nos apunta el chef.

Se sirve al cliente directamente frente a él, es decir, se saca la bandeja con el morrillo del horno, aún envuelta con la col, y se descubre delante del consumidor y se le va apartando en los platos de los comensales. Primeramente se ha puesto la guarnición a un lado, y por consiguiente se va repartiendo la cantidad de morrillo concertada entre los comensales que lo vayan a degustar.

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Morrillo a la Sal, por ABC.  Pescados Bedimar Atún Rojo de Almadraba

Croquetas de choco en su tinta del bar Los Melli

Por cosasdecomé, de Pepe Monforte

Ingredientes 

  • Un choco pescado en El Estrecho.
  • Cebolla.
  • Harina.
  • Aceite de oliva para freir.
  • Sal.
  • Nuez moscada.
  • Leche.
  • Huevo.
  • Pan rallado.
  • Una bolsita de tinta de calamar.

Elaboración

Primero se limpia el choco y se corta a trozos pequeños. Se pica la cebolla y se refrien en aceite el choco y la cebolla picada con una pizca de sal. Cuando esté tierno se pasa la mezcla por la batidora. Se le añade entonces un poco de nuez moscada, sal, y la bolsita de tinta de calamar. Se vuelve a poner la mezcla en la sartén y se añade la harina. Poco a poco se va incorporando la leche hasta conseguir una bechamel espesa. Se aparta del fuego y se deja enfriar la masa. Una vez fria se forman las croquetas, se mojan en huevo y pan rallado y ya están listas para freir. Se sirven calientes y recien hechas. En el bar se sirven acompañadas con un poquito de mayonesa o salsa alioli.

Croquetas de Choco, de cosasdecomé. Pescados Bedimar Atún Rojo de Almadraba

Croquetas de Choco, de cosasdecomé. Pescados Bedimar Atún Rojo de Almadraba

Cuatro oficios marineros que están a punto de desaparecer

La mar siempre ha generado multitud de oficios en las costas españolas. Tantos como puedan imaginarse, tanto vinculados a la pesca, como al movimiento de mercancías, la actividad portuaria o la marinería en general. Sin embargo, el devenir de los tiempos ha llevado a una importante crisis y reconversión que ha puesto a algunos oficios en peligro de desaparecer. En este blog vamos a repasar algunos de los más comunes en la provincia de Cádiz que están en peligro de desaparecer o ya lo han hecho.

Carpinteros de Ribera o Calafates

Calafate: oficio tradicional del mar en extinción. Pescados Bedimar.

Calafate: oficio tradicional del mar en extinción. Pescados Bedimar.

La construcción de barcos de madera para la pesca y el transporte marítimo fue una actividad muy importante en las zonas costeras de nuestro país. Sin embargo, el oficio comenzó a languidecer a fines del siglo XIX, por la competencia de las embarcaciones de casco de hierro. En la actualidad, en las costas andaluzas aún se mantienen en activo algunos astilleros que siguen manteniendo este oficio artesanal en madera.

En su origen, la actividad necesitaba a diversos artesanos, desde meros carpinteros a herreros o calafates. De hecho, en las plantillas de los barcos no era inusual que viajaran calafates, preocupados de subsanar cualquier vía de agua que pudiera sucederse en alta mar.

Salineros

Salinero: oficio tradicional del mar en extinción. Pescados Bedimar.

Salinero: oficio tradicional del mar en extinción. Pescados Bedimar.

Aunque es un oficio vinculado a tierra, su vinculación con el mar es ineludible. Solía ser un oficio familiar que se aprendía de padres a hijos. Su actividad era esencial para el mantenimiento de las salinas en un ciclo que duraba todo el año. Desde que se dejaba entrar agua en el caño hasta que las salinas quedaban en descanso, hasta el tiempo de la actividad salinera que se desarrollaba en verano. Su vinculación a las salinas y el mar era tal que poseían un argot propio de palabras con las que designar partes de las salinas o herramientas.

Hoy en día, son pocos los maestros salineros que se mantienen en activo en la provincia. Igualmente, los que ya se han retirado son mayores y están falleciendo. Eso ha llevado a que instituciones públicas y ONGs como Salarte o la Universidad de Cádiz se hayan mostrado interesadas en recopilar su saber.

Rederos

Redero: oficio tradicional del mar en extinción. Pescados Bedimar.

Redero: oficio tradicional del mar en extinción. Pescados Bedimar.

El oficio de redero varía según la zona de la costa española. Hay lugares en los que era una actividad reservada a las mujeres, en otros, era una actividad de hombres. En el caso de la costa gaditana, era propio de varones. En Cádiz capital ya solo existe una empresa de rederos. Como reconoce en un artículo Diario de Cádiz, es el caso de Sucesores de Pepiño SL. «Con echar un rápido vistazo se constata que el de redero es un oficio que se va perdiendo. Algunos de los trabajadores de Alberto Arlandiz, el gerente de la empresa que heredó de su padre Francisco, aún se mantienen en activo pese a haber superado con creces la edad de jubilación.

Para intentar introducir una bocanada de aire fresco a la tradición, la empresa ha llegado a un acuerdo con la Junta de Andalucía mediante el cual la pasada semana se ha puesto en marcha un taller que imparte un curso de 200 horas a jóvenes que deseen convertirse en rederos, un oficio que se muere por falta de gente. “Antiguamente, en los años 50 y 60, bajaban los chavales del barrio de Santa María e iban aprendiendo la labor desde muy jóvenes, pero ahora es complicado encontrar a personas interesadas, así que por eso hemos puesto en marcha este taller con el que esperamos hacer ver que esta profesión puede ser una salida a la situación de desempleo que vive el sector”, cuenta Francisco».

 

Fareros

Farero: oficio tradicional del mar en extinción. Pescados Bedimar.

Farero: oficio tradicional del mar en extinción. Pescados Bedimar.

Los hombres pudieron navegar perdiendo de vista la costa que les servía de orientación cuando contaron con otras referencias como hogueras encendidas en los promontorios y lugares elevados del litoral así como las grandes fogatas con que solían rematarse las columnas y torres votivas construidas en la Antigüedad, como cuentan en oficiostradicionales.net.

Este tipo de señales dieron paso a los faros. En España, el de Chipiona (Siglo II) es el más antiguo.  Los faros actuales son el resultado de una lenta y constante evolución durante siglos y siguen conservando algunas de las características de las primitivas construcciones.  Los fareros eran los técnicos encargos de mantenerlos, sin embargo, la mecanización de la actividad está haciendo que la mayor parte de ellos ya se estén retirando y dejen paso a sistemas electrónicos monitorizados. «Constituye una profesión llena de riesgos en el pasado y que se ejercía en muchos casos en lugares alejados de los núcleos urbanos e incluso en soledad. A estos trabajadores que debían dominar diversos oficios les ha acompañado tradicionalmente el mito y la leyenda, y han sido objeto de gran curiosidad e interés al desempeñar una actividad tan singular», como explican desde la misma web

 

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Atún encebollado, un plato típico de Cádiz

Si hay un plato típico, elaborado en la provincia de Cádiz, es el atún encebollado. Se trata de una receta deliciosa, nutritiva y relativamente fácil de preparar que hoy te traemos en nuestro blog. Además, se trata de un plato que es apto para celiacos. Era un plato típico de marineros y almadraberos por lo que recomendamos recurrir al atún de almadraba para disfrutar de él. En este post, nos hacemos eco de la receta del blog Javi Recetas, de la que puedes encontrar más información aquí.

 

 

Ingredientes para hacer Atún Encebollado (para 4 personas):

  • 800 gramos de atún
  • 3 cebollas medianas (aproximadamente 750 gramos)
  • 2 dientes de ajo
  • 10 cucharadas de aceite de oliva (unos 100 ml)
  • 1 cucharada de vinagre de jerez (si no tienes un buen vinagre es mejor no usar ninguno)
  • 1/2 vaso de agua
  • 1/2 cucharada pequeña de pimentón dulce
  • 1/2 cucharada pequeña de orégano seco
  • 1 hoja de laurel
  • sal y pimienta negra

Receta para hacer Atún Encebollado (para cuatro personas):

  1. Vamos a pelar la cebolla y a cortarla en juliana, es decir en tiras largas y finas. Pela el ajo y córtalo en rodajas.
  2. Para preparar esta receta necesitamos que el atún esté cortado a cuadraditos de unos 2 centímetros de lado. Pídele al pescadero que te lo corte “para encebollar” o “a taquitos” o si prefieres hazlo en casa. Cuando lo tengas a taquitos sazona con sal y pimienta molida a tu gusto.
  3. En una cacerola baja ponemos a calentar a fuego medio alto 6 de las 10 cucharadas de aceite. Cuando esté el aceite caliente añadimos el atún para que coja algo de color.  Cuando esté un poco dorado por todas partes retiraremos el atún a un plato hondo y lo reservamos.  Lo mejor es hacer este paso añadiendo el atún a la cacerola en dos o tres tandas.
  4. Ahora echa en la cacerola el aceite que tenías reservado (4 cucharadas) y añade los ajos cortados en rodajas. Deja que se doren.
  5. Cuando los ajos hayan cogido color añade la cebolla, la hoja de laurel y media cucharada pequeña con sal.
  6. Deja a fuego medio hasta que la cebolla esté bien tierna (entre 20 y 30 minutos).
  7. Cuando la cebolla esté lista sube el fuego y añade la cucharada de vinagre. Rasca durante 1 minuto el fondo de la cacerola con una cuchara de palo para soltar los sabores que dejó el atún.
  8. Ahora aparta la cacerola del fuego,  añade el orégano y el pimentón y remueve durante 1o segundos.
  9.  A continuación añade el aguy el atún que teníamos reservado. Deja a fuego medio hasta que se evapore el agua.
  10. Prueba de sal y si hace falta añade una pizca más. Y listo, fuera de la cocina y a comer!!!

A comer:

Cuando eches el atún al aceite es conveniente no añadir todo el atún a la vez. Como os decía el otro día, en la receta del pollo en salsa, cuando queremos dorar algo es mucho mejor hacerlo en varias tandas ya que si añadimos todo a la vez la temperatura del aceite disminuye y en vez de dorar el alimento lo que conseguimos es que éste empiece a soltar agua y se cueza en lugar de saltearse o freírse.

Para que el plato quede perfecto el atún no debe pasarse (o quedará seco) y la cebolla debe quedar muy tierna, por eso hacemos los dos procesos por separado para darle a cada uno su punto.

Con el salteado inicial que le damos al atún éste queda prácticamente cocinado. Luego cuando lo añadimos al final junto al agua lo que hacemos es usar el agua como vehículo para que mezcle todos los sabores de la receta y caliente el atún.Además el agua hace que la cebolla quede más melosa.

Para que la cebolla nos quede bien tierna lo único que tenemos que hacer es dejarla el tiempo suficiente al fuego. Antes de pasar al punto 7 es importante asegurarse de que está tierna y la forma más fácil de comprobarlo es … probándola 😉 Si sigue durita déjala hasta que esté blanda.

Una cosa más, el atún cortado a taquitos es un poco delicado y por eso conviene manipularlo con cuidado mientras elaboramos nuestra receta para que no nos quede un atún encebollado desmigado🙂

Para más información y comprar atún de la mejor calidad, contacta con nosotros en:

www.pescadosbedimar.com

El poblado almadrabero de Sancti Petri

A lo largo de milenios de actividad, la almadraba ha dejado diversas huellas en nuestra provincia en forma de antiguas ciudades, chancas, castillos o torres. Sin embargo, uno de esos patrimonios que la almadraba del pasado nos legó tiene una fuerte entidad propia: el poblado almadrabero de Sancti Petri, en Chiclana. Se trata de un poblado fantasma, conformado por un conjunto de edificaciones que hoy subsisten a duras penas abandonadas y esperando un nuevo uso.

Pasear por sus calles y contemplar los edificios que quedan en pie (como parte de las casas de los almadraberos, el cine o la capilla) es zambullirse en el pasado más cercano de las almadrabas gaditanas. Supone hablar de un tiempo en el que Chiclana contaba con almadraba propia y de un pasado empresarial ya desaparecido.

El poblado de Sancti Petri tiene tal antigüedad que se desconoce con exactitud cuándo fue su primera ocupación. Se cree que esta península ubicada en el caño de Sancti Petri ya tenía uso en época fenicia. Cercana al Castillo de Sancti Petri (donde se cree que se encontraba un antiguo templo fenicio), es probable que esta zona ya tuviera actividad en la pesca de atunes en la época fenicia. Sí existe constancia de su uso para fines pesqueros en los siglos XVI, XVII XVIII y XIX. En este último siglo hubo una fábrica de conservas en la zona.

Poblado Almadrabero de Sancti Petri. Pasado. Pescados Bedimar.

Poblado Almadrabero de Sancti Petri. Pasado. Pescados Bedimar.

Sin embargo, el conjunto de construcciones que hoy en día se mantienen en pie tienen su origen en 1929, tiempo en el que las almadrabas españolas pasaron a los consorcios almadraberos. La de Chiclana pasó a depender del Consorcio Nacional Almadrabero Punta de Isla que, en los años 50, se encarga de levantar un conjunto de edificaciones que sirvieran para la vida y el trabajo del personal que se dedicaba a la almadraba. Eso hizo que el poblado se construyera casi como una ciudad autónoma que contaba con todos los servicios necesarios: naves de pertrechos, viviendas, cine, colegio y una capilla, entre otros servicios.  Las inversiones durante la dictadura de Primo de Rivera implicaron este desarrollo del poblado que «facilitó sobremanera la cotidianidad de quienes allí marchaban a buscarse la vida», como recuerda la web dechicana.com.

El CNA produjo, a través de 11 almadrabas en el sur atlántico, un 25% de las conservas de pescado a nivel nacional (a mediados de siglo era una de las empresas más importantes en España, con una captura media al año de 13.000 ejemplares de atún). Estos consorcios eran un ejemplo de la concentración empresarial que realizó Primo de Rivera y que se mantuvo durante el Franquismo.

Poblado Almadrabero de Sancti Petri. Pasado. Pescados Bedimar.

Poblado Almadrabero de Sancti Petri. Pasado. Pescados Bedimar.

Funcionando como colonia industrial, era capaz de acoger entre 1.000 y 1.500 individuos de forma aceptable. Sin embargo, llegó a contar con más de 2.000 habitantes. La decisión del Franquismo de dotar el poblado de luz eléctrica habla de los duros tiempos que les tocó vivir a sus habitantes. Pese a todo, la actividad se fue mecanizando con la incorporación de maquinarias que aliviaron la tarea artesanal. En el poblado, las actividades se compaginaban tanto en los meses de actividad almadrabera como en los meses que no se salía al mar, con actividades conserveras y de aprovechamiento de los desperdicios del atún.

Poblado Almadrabero de Sancti Petri. Presente. Pescados Bedimar.

Poblado Almadrabero de Sancti Petri. Presente. Pescados Bedimar.

En 1973 la crisis del sector llevó a que desaparecieran los consorcios, eso hizo que el poblado quedara en decadencia y semiabandono. Poco a poco, los moradores del poblado se fueron marchando. En los años 80, la actividad almadrabera se recuperó en otras poblaciones costeras como Conil, Barbate o Tarifa, pero a Chiclana nunca regresó. El poblado de Sancti Petri pasó a manos de Defensa, que lo usaba para prácticas militares. De ahí, pasó a ser propiedad de Costas (del Estado) y, por el camino, buena parte de las edificaciones fueron derribadas por el riesgo de colapso. Hoy, el poblado sigue a la espera de un uso, mientras que su silueta se mantiene como un misterioso poblado fantasma que bien merece la pena descubrir.